En un movimiento contundente, la poderosa agencia de talentos WME (William Morris Endeavor) ha tomado una postura firme frente a OpenAI. A través de un memo interno, la firma notificó que todos sus clientes se excluirán de la última actualización de Sora, la revolucionaria herramienta de generación de video mediante inteligencia artificial.
Esta decisión marca un punto de inflexión en la relación entre Hollywood y la tecnología de IA generativa, subrayando la creciente preocupación por la propiedad intelectual y los derechos de los artistas.
Sora 2: ¿Una Herramienta Creativa o una Amenaza para la Propiedad Intelectual?
OpenAI, la compañía detrás del popular ChatGPT, desató una nueva fiebre con el lanzamiento de Sora 2. Esta aplicación, que funciona como un TikTok de IA de acceso restringido, permite a los usuarios generar clips hiperrealistas. Sin embargo, su capacidad para replicar personajes y mundos ficticios ha encendido las alarmas.
Ejecutivos de estudios y agencias como WME han observado con preocupación cómo Sora puede recrear con asombrosa precisión personajes de series como Bob’s Burgers o Gravity Falls, y hasta videojuegos como Grand Theft Auto. El problema central es que estos personajes no solo se ven, sino que también suenan y actúan como las versiones oficiales de los estudios, sin su autorización.
Chris Jacquemin, Jefe de Estrategia Digital de WME, fue claro en su comunicado a los agentes: la agencia está adoptando una postura protectora para todos los artistas que representa. En sus conversaciones con OpenAI, WME dejó claro que sus clientes no participarán en esta nueva iteración de la herramienta.
La Respuesta de OpenAI y el Futuro Incierto
La presión surtió efecto rápidamente. Solo unos días después del lanzamiento de Sora 2, Sam Altman, director de OpenAI, publicó una rectificación en el blog de la compañía. En un intento por calmar los ánimos, Altman prometió otorgar a los titulares de derechos un “control más granular” sobre la generación de sus personajes, con un modelo de exclusión voluntaria.
La gran pregunta que queda sobre la mesa es si este diálogo conducirá a nuevas rondas de negociación con estudios, agencias y gremios, o si, por el contrario, desencadenará una nueva ola de demandas legales, similar a las enfrentadas por otras empresas de IA como Midjourney.




