Continuamos con esta serie de entradas, el segundo paso fundamental en el Manual del Productor de Eventos y Conciertos es estudiar el mercado y definir con claridad al público objetivo. Sin este análisis, cualquier decisión posterior —desde la elección del recinto hasta la selección de proveedores— puede estar destinada al fracaso.
Por qué conocer al público objetivo
Conocer al público es entender para quién se diseña la experiencia. La edad, el nivel socioeconómico, los gustos musicales, el estilo de vida e incluso los patrones de consumo son datos determinantes. No es lo mismo organizar un festival de rock alternativo para jóvenes universitarios que un concierto de música clásica para un público de mayor poder adquisitivo. Cada perfil demanda una estrategia distinta y, sobre todo, una logística que responda a sus expectativas.
La edad es uno de los factores más claros para segmentar. Un público adolescente busca experiencias inmersivas, interacción digital y precios accesibles. Los adultos jóvenes prefieren producciones de alta calidad, con artistas en tendencia y servicios de confort. Mientras tanto, un público mayor suele valorar la seguridad, la organización y el prestigio del evento. Estas diferencias deben reflejarse desde la campaña de marketing hasta el tipo de servicio de alimentos y bebidas que se ofrece.
El estrato social también influye en la planificación. Un público con mayor capacidad económica puede acceder a boletos premium, zonas VIP y experiencias adicionales, lo que aumenta la rentabilidad del evento. Por otro lado, un público más masivo requiere precios accesibles, facilidades de transporte y venues que permitan alta afluencia. Saber en qué gastan e invierten los asistentes ayuda a los productores a crear una oferta que no solo sea atractiva, sino sostenible.
Busca la satisfacción de sus gustos
Los gustos y tendencias culturales completan el perfil. Conocer qué artistas escucha el público, qué festivales siguen en redes sociales o qué tipo de experiencias buscan en su tiempo libre da pistas sobre la dirección que debe tomar el proyecto. Hoy en día, el análisis de datos a través de plataformas digitales, encuestas y estudios de mercado es una herramienta indispensable para los productores profesionales.
Definir al público objetivo no es un ejercicio aislado, es la base sobre la que se tomarán decisiones clave. El venue se selecciona según el tamaño del público esperado y sus comodidades; los proveedores se eligen en función de las necesidades del perfil definido; incluso la comunicación visual y el tono de la promoción se diseñan para resonar en ese público específico.
En conclusión, producir un evento exitoso no se trata de adivinar, sino de investigar y planificar. El público objetivo es el corazón del proyecto. Conocerlo a fondo permite tomar decisiones estratégicas que maximizan la experiencia del asistente y aseguran la viabilidad económica del evento. Un productor que entiende a su audiencia tiene la mitad del camino ganado hacia el éxito.