La gira mundial DeBÍ TiRAR MáS FOToS de Bad Bunny ha llegado a México rodeada de una inesperada controversia. La inclusión de un segundo escenario, conocido como ‘La Casita‘, en el diseño de los recintos ha desatado una ola de descontento y solicitudes de reembolso entre una parte de sus seguidores. El conflicto surge porque este montaje, que no aparecía en los mapas originales de venta, ocupa un espacio central en las secciones generales, alterando la experiencia visual para quienes adquirieron las localidades más costosas cerca del escenario principal.
El origen y diseño del segundo escenario
‘La Casita‘ es un concepto que Bad Bunny estrenó durante su residencia en Puerto Rico. Se trata de una réplica colorida de una vivienda tradicional, con techo, ventanas y decoración, que funciona como una plataforma secundaria. Desde su techo, el artista interpreta una parte significativa de su repertorio. La intención, según sus promotores, es acercar el espectáculo a los fanáticos ubicados en zonas más alejadas del escenario principal, democratizando la experiencia.
Sin embargo, al replicar este formato en su gira internacional, la logística ha generado fricción. En el Estadio GNP Seguros de la Ciudad de México, ‘La Casita‘ se ubicará en el centro de la zona denominada General B. Esto significa que los asistentes que pagaron por boletos en las secciones General A o Pits, con la expectativa de una visión directa y preferencial del show principal, podrían ver obstruida su vista durante los segmentos que Bad Bunny realice en la estructura secundaria.
Fans exigen claridad y reembolsos ante Profeco
La principal queja de los afectados radica en la falta de transparencia. Al momento de la venta masiva a través de Ticketmaster, los mapas de asientos no reflejaban la presencia de este montaje. Los fanáticos argumentan que adquirieron una experiencia que ha sido modificada sin su consentimiento, sintiéndose perjudicados. En redes sociales, numerosos usuarios reclaman que más del 50% del concierto ocurre en ‘La Casita‘, y exigen la intervención de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) para gestionar reembolsos, al considerar la práctica como publicidad engañosa.
Mientras que una parte del público celebra el gesto de Bad Bunny de rotar por el escenario, otra sección se siente defraudada. Este episodio subraya la creciente importancia de la claridad en la comunicación logística entre promotores, plataformas de venta y el público, especialmente en espectáculos de alta demanda donde la expectativa del consumidor es un componente fundamental del valor del ticket. La polémica pone a prueba la relación entre el artista y su base de seguidores más dedicada en México.
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